Lafontaine Jean de - biografía, hechos de la vida, fotografías, antecedentes. Enciclopedia escolar Breve biografía de Lafontaine para niños.

Comenzó su obra de fábulas con traducciones de Esopo y se convirtió en un famoso fabulista de la Nueva Era (siglo XVII).

La herencia creativa de La Fontaine es rica: poemas, poemas, cuentos de hadas e historias en verso, prosa), pero en la literatura mundial siguió siendo principalmente un fabulista que desarrolló y enriqueció el género de las fábulas.

De la biografía

Jean de La Fontaine (1621-1695) nació el 8 de julio de 1621 en la localidad de Chateau-Thierry, en la provincia de Picardía. Su padre Carlos era el director de la caza real y el jefe forestal del ducado de Chateau-Thierry.
Al principio, Lafontaine se estaba preparando para el clero, pero luego comenzó a estudiar derecho en París, al mismo tiempo que asistía a un círculo de jóvenes poetas.
En 1647, ante la insistencia de su padre, se casó con la joven Marie Ericard, que sólo tenía 14 o 15 años. Pero Lafontaine se toma muy a la ligera el matrimonio y la vida familiar, sin criar a su único hijo y viviendo en París separado de su familia, entre amigos, admiradores y admiradores de su talento.
En 1649 recibió el diploma de abogado y un puesto en el Tribunal Superior de París. Pero pronto se mudó a Chateau-Thierry, donde obtuvo un puesto de liderazgo en el sector forestal del ducado. Aquí lee mucho y viaja a menudo a París para encontrarse con amigos.
La primera obra de La Fontaine, la comedia El eunuco, se publicó en 1654 y no tuvo éxito.
En 1658, uno de los parientes de La Fontaine le presentó a Nicolas Fouquet, superintendente de finanzas de Francia en los primeros años del reinado de Luis XIV, uno de los hombres más poderosos y ricos de Francia. Fouquet se convierte en el patrón de Lafontaine. Posteriormente, Lafontaine tendría otros mecenas muy influyentes. La obra de Lafontaine se desarrolla, publica una obra tras otra. Su popularidad está creciendo. Pero la primera colección de fábulas no se publicó hasta 1668.
Se llamaba "Fábulas de Esopo, transpuestas en poemas del señor de La Fontaine". Posteriormente, se publicaron varios volúmenes más de fábulas y este género se hizo bastante popular.

La importancia de La Fontaine para la historia de la literatura

Se basa en el hecho de que creó un nuevo género de fábulas, tomando prestada sólo la trama externa de autores antiguos. Sus fábulas no son tanto filosóficas como líricas, determinadas por el carácter individual de La Fontaine.
La importancia artística de las fábulas de La Fontaine se ve favorecida por la belleza de las introducciones y digresiones poéticas, su lenguaje figurativo y la riqueza y variedad de la forma poética.

Las fábulas de La Fontaine

La moraleja de las fábulas de La Fontaine es peculiar. No da sermones, pero afirma que los astutos y diestros suelen prevalecer sobre las personas amables y sencillas. Convence al lector de que los pobres y los marginados no tienen que luchar contra las circunstancias y la injusticia, sino que sólo necesitan adaptarse a la vida en la que se ven obligados a vivir y aceptar las circunstancias.

La fuente

rana y buey

La rana, al ver al Buey en el prado,
Ella misma decidió igualar su estatura:
ella tenia envidia
Y bueno, hincharse, hincharse y hacer pucheros.
"Mira, wah, ¿qué? ¿Me deshaceré de él?" -
Le dice a su amigo. - “¡No, chismosa, muy lejos!”
“Mira lo ancho que estoy ahora.
Bueno, ¿cómo es?
¿Estoy reabastecido? - "Casi nada."
"Bueno, ¿y ahora cómo?" - "Todo es lo mismo." Inflado e inflado
Y mi idea terminó con
Que, al no ser igual a Vol,
Con un esfuerzo estalló y murió.

Hay más de un ejemplo de esto en el mundo:
¿Y es de extrañar que un comerciante quiera vivir,
Como ciudadano distinguido,
Y los alevines son pequeños, como un noble noble.

(Traducción de I. Krylov. El contenido de la fábula está tomado de Fedro)

Sus héroes son aquellos que saben cómo organizar su propio destino. V. A. Zhukovsky, quien tradujo las fábulas de La Fontaine, habló de ellas así: "No busques su moralidad en sus fábulas, ¡no la hay!". Y Rousseau y Lamartine en general expresaron dudas sobre la utilidad de las fábulas de La Fontaine para los niños, porque interpretan el vicio como inevitable y no desarrollan un sentimiento de lástima en los niños.
Pero sus fábulas expresan simpatía por la gente corriente y condena de la ociosidad.

La fuente

El granjero y sus hijos

Trabaja tan duro como puedas
¡Sin descansar las manos! La obra es el mismo tesoro.
Un campesino siendo rico.
Y de pie al borde de la tumba,
Llamó a sus hijos y se lo dijo.
Está sin testigos, en su lecho de muerte:

“Un rico tesoro está enterrado en la tierra ancestral,
Véndelo, ¡Dios te proteja!
Yo mismo no sé dónde está escondido;
Pero tú, con la ayuda del trabajo y la paciencia,
Lo encontrarás sin duda.
Estás en agosto, habiendo terminado de trillar,
Arar el campo inmediatamente:
Deja que el arado pase por todas partes,
Cava, hurga allí en la naturaleza,
El rincón más pequeño del campo.
Camina a lo largo y a lo ancho."

Él murió. Los hijos cavaron todo el campo,
Buscaron aquí y allá. El próximo año
Dio doble ingreso
Pero el tesoro nunca fue descubierto bajo tierra.
Padre a su manera especial
Les mostró que el trabajo es el mismo tesoro.

Ridiculiza la arrogancia, la vanidad y la soberbia de la aristocracia, su mezquindad, tacañería, mezquindad y cobardía, defendiendo así los valores espirituales universales. Las fábulas de La Fontaine están llenas de la filosofía original y no estándar del autor.

La fuente

Loco y sabio

Una vez un loco arrojó piedras a un sabio,
Persiguiéndolo; El sabio le dice esto:
"¡Mi amigo! estás en el sudor de tu frente
Trabajó; Aquí tienes una moneda para eso:
El trabajo debe ser recompensado merecidamente.
Mira, hay un hombre que pasa por ahí, él
Inmensamente rico
Y probablemente recompensará generosamente tus regalos”.
El tonto caminó apresuradamente hacia el transeúnte.
Golpéalo con la esperanza de obtener ganancias;
Pero recibió una recompensa diferente:
Un sirviente que pasaba llamó a los sirvientes y ellos se apresuraron rápidamente.
Golpea al Loco y ahuyenta al que apenas está vivo.

Vemos a tales locos cerca de los reyes:
Para divertir al caballero,
Siempre están dispuestos a hacerte reír.
No los toques para silenciarlos.
Además, si no eres fuerte, entonces
No importa lo enojado que estés, eso no te ayudará;
Remítalos a alguien que pueda pagarles.

(Traducción de N. Yuryin)

Al mismo tiempo, la moralidad en sus fábulas pasa a un segundo plano. Para el autor era mucho más importante expresar sus propios pensamientos y sentimientos. Sus fábulas se caracterizan por reflexiones filosóficas y numerosas digresiones líricas.

La fuente

león y ratón

El Ratón le pidió permiso humildemente a Leo
Establece un pueblo cercano en un hueco.
Y entonces ella dijo: “Aunque aquí, en los bosques,
Eres a la vez poderoso y glorioso;
Aunque nadie iguala a Leo en fuerza,
Y sólo su rugido aterroriza a todos,
¿Pero quién adivinará el futuro?
¿Quién sabe? ¿Quién necesitará a quién?
Y no importa lo pequeño que parezca,
Y tal vez a veces te resulte útil.

"¡Tú! - gritó Leo. - ¡Patética criatura!
Por estas atrevidas palabras
Vales la muerte como castigo.
Aléjate, aléjate de aquí mientras estés vivo.
O tus cenizas no estarán”.
Aquí el pobre Ratón, incapaz de recordar por miedo,
Ella se fue con todas sus fuerzas y no dejó rastro de ella.

Sin embargo, este orgullo no fue en vano para Leo:
Partiendo a buscar presas para el almuerzo,
Quedó atrapado en una trampa.
La fuerza en él es inútil, el rugido y el gemido son en vano,
No importa cómo se apresuró o se apresuró,
Pero todo quedó en la presa del cazador,
Y lo llevaron en una jaula para mostrárselo al pueblo.
Se acordó del pobre Ratón que llegó tarde,
Para que ella pudiera ayudarlo,
Que la red no sobreviviría de sus dientes
Y que su propia arrogancia lo devoró.

Lector, amando la verdad,
Agregaré a la fábula, y no por mi cuenta.
No en vano la gente dice:
No escupas en el pozo, te vendrá bien
Bebe un poco de agua.

(Traducción de I. Krylov. El contenido de la fábula está tomado de Esopo)

El lenguaje de las fábulas de La Fontaine se distingue por su vivacidad y originalidad, en ocasiones se acerca al folclore. Las fábulas de La Fontaine son como pequeñas obras cómicas.
Los fabulistas rusos Sumarokov, Khemnitser, Izmailov, Dmitriev e incluso el famoso Krylov también estudiaron con Lafontaine. El camino de Krylov como fabulista comenzó con la traducción en 1805 de dos fábulas de La Fontaine: "El roble y la caña" y "La novia quisquillosa".

Jean de La Fontaine nació el 8 de julio de 1621 en la localidad francesa de Chateau-Thierry, en Champagny, donde su padre, Charles de La Fontaine, se desempeñaba como forestal. En la escuela, el joven Lafontaine no mostró sus brillantes habilidades. A los veinte años, después de leer varios libros de contenido espiritual, decidió ingresar en el seminario de Saint-Magloire, pero permaneció allí sólo alrededor de un año. Su ejemplo fue seguido por el hermano Claude, quien completó con éxito el curso y se hizo sacerdote.

Cuando Jean tenía veintiséis años, su padre se casó con él y le entregó sus funciones como forestal. El demonio de la poesía aún no había visitado La Fontaine.

Una vez La Fontaine tuvo que oír recitar una de las odas; Esto impresionó al futuro poeta: leyó todo Malherbe y trató de imitarlo. Pero sólo Malherbe podría haber estropeado el gusto de La Fontaine si sus amigos Pentrel y Macroix no le hubieran aconsejado leer ejemplos de otros autores de mayor importancia en el mundo literario. De los autores antiguos, Platón y Plutarco pronto se convirtieron en sus favoritos; tuvo que leerlos traducidos, ya que Lafontaine no sabía griego. También estaba interesado en Horacio y Virgilio, a quienes pudo entender en el original. De sus autores contemporáneos, prefería a Rabelais, Marot, De Periers, M. Renier y Ourfé.

El matrimonio no cambió sus gustos cambiantes. María Ericard, con quien sus padres lo obligaron a casarse en 1647, era una mujer hermosa e inteligente; pero la naturaleza no la dotó de un carácter fuerte, de amor al orden y al trabajo; En general, ella no tenía aquellas cualidades que pudieran tener una influencia disciplinaria sobre su marido. Mientras ella leía novelas, él soñaba despierto con sus propios poemas y las obras de sus favoritos. La felicidad familiar de los jóvenes cónyuges no duró mucho.

Después de la muerte de su padre, La Fontaine, según sus propias palabras, "se comió" la herencia que recibió de él; la dote de su esposa tampoco duró mucho. Quiera o no, la familia tuvo que contentarse con el contenido que recibió Lafontaine como guardabosques. No eligió ninguna otra ocupación.

Hay motivos para suponer que el guardabosques Lafontaine se limitaba a largos paseos por el bosque, satisfaciendo su inclinación natural a soñar despierto. De hecho, aparentemente trabajó muy poco, ya que después de muchos años de servicio no tenía algunos conceptos básicos sobre silvicultura y tecnología. Le fascinaba la poesía; sus primeros intentos se limitaron a pequeños poemas escritos en diversas ocasiones de la vida; En la sociedad de Chateau-Tierres estos artilugios tuvieron un gran éxito. La Fontaine concibió entonces la idea de escribir una comedia, pero, al carecer de inventiva, tomó prestada la intriga de uno de sus clásicos favoritos, cambió los nombres de los personajes y siguió el texto del original en forma imitativa. Pero la obra elegida no era adecuada para el teatro francés: el autor no intentó ponerla en escena, sino que la lanzó al mundo; Con esta obra, con una buena versión, La Fontaine llamó la atención. Tenía 32 años.

En ese momento, el pariente de La Fontaine, el consejero del rey, Zhannart, le presentó al superintendente Fouquet, que patrocinaba a los escritores. Fouquet lo invitó a convertirse en poeta permanente y le asignó un salario de mil libras. Cada trimestre del año, La Fontaine presentaba un poema a su mecenas. Más tarde, La Fontaine recordó con especial placer los años pasados ​​por Lafontaine en el lujoso entorno del Palacio Fouquet.

Desde que Fouquet cayó en desgracia, La Fontaine tuvo que pasar la mayor parte de su tiempo con su familia; pero, como antes, cargaba con las responsabilidades de un hombre de familia. Incluso el hijo que le nació no pudo vincularlo a su familia.

Chateau-Thierry le parecía una tumba. Siguió a Limoges a su pariente Jeannart, que había sido exiliado con Madame Fouquet, cuyos asuntos administraba. Pero no tuvo que quedarse mucho tiempo en Limoges. Al regresar de allí, dividió su tiempo entre Chateau-Thierry y París, a donde llegó primero con su esposa y luego solo.

Vivir en dos casas trastornó sus asuntos ya muy afectados; pero, gracias a su característico descuido y a su considerable egoísmo, esto rara vez le molestaba. A partir de ese momento comenzó su amistad con Racine, a quien La Fontaine conoció a través de Moliere. Racine era amigo del crítico Boileau y Moliere era amigo del escritor Chappelle. Se formó un círculo amistoso que pasaba felizmente sus horas de ocio conversando. Lafontaine era el alma de esta empresa.

La Fontaine, entretanto, tenía ya cuarenta años y todavía se le consideraba un poeta de salón. En ese momento, fue invitado como secretario personal por la duquesa de Orleans, viuda de Gastón, hermano de Luis XIII. En la pequeña corte de Luxemburgo, donde La Fontaine fue amablemente recibido, pronto logró ganarse la simpatía universal. La duquesa de Bouillon sugirió que La Fontaine utilizara su talento para imitar a Ariosto y Boccaccio. Este consejo le resultó útil al escritor. Lafontaine debutó con “La Jocondo”. Esta historia, que representa una imitación libre de Ariost, causó polémica. Pero, sea como fuere, La Giaconda fue un éxito y La Fontaine escribió varios cuentos más del mismo tipo.

Sin embargo, la naturaleza de estas últimas obras no agradó a Luis XIV y Colbert (estadista francés). Además, la caída de Fouquet aún no había sido olvidada. El monarca prometió devolverle su favor a La Fontaine si daba su palabra de "corregir", cambiar la naturaleza de sus obras. Lafontaine dio su palabra. Decidió trabajar en beneficio de la educación y entretenimiento del Delfín, quien iniciaba su educación. Esta era una forma honorable de mejorar la reputación de uno a los ojos del monarca y su séquito. La Fontaine tuvo la idea de imitar a Fedro y Esopo y se puso manos a la obra.

La primera colección de fábulas, compuesta por seis libros, se publicó en 1668, con el modesto título: “Fábulas de Esopo, transpuestas en verso por J. de La Fontaine”, y estaba dedicada al Delfín.

Tras la muerte de la duquesa de Orleans, Lafontaine recibió el patrocinio de Madame de La Sabliere, que reunió a científicos y escritores en su salón. Hasta los 72 años, Lafontaine siguió siendo amigo de la casa de Madame de La Sablier, donde se mudó en compañía de las personas más destacadas de Francia de la época. Durante veinte años vivió en la casa de Madame de La Sabliere, sin conocer preocupaciones. En tales condiciones, se entregó por completo al demonio de la poesía, que no lo abandonó hasta su muerte.

Las primeras fábulas de La Fontaine tuvieron una buena acogida y fueron un éxito general; Otros respaldaron su reputación. Escribió la novela "Psique" a trompicones, en la que la prosa se ve interrumpida en algunos lugares por pequeños poemas. Posteriormente, Corneille y Quino convirtieron esta novela en una ópera, la música fue escrita por Lully. Los intentos de La Fontaine en el campo de la literatura dramática tuvieron menos éxito. Sólo se representó su obra corta “El florentino”, que contiene escenas dignas de Moliere.

Las obras poéticas de La Fontaine no restan en lo más mínimo su importancia; cómo el fabulista La Fontaine se volvió inmortal. La fábula, en la forma que le dio La Fontaine, es una de las creaciones más felices de la mente humana. Sus fábulas le fascinan por su vitalidad; la ilusión es completa: la fábula fue vivida por el autor y, por tanto, cautiva al lector. Lafontaine realmente ve lo que describe. Estrictamente hablando, no lees ni recuerdas las fábulas de La Fontaine: las miras y las escuchas.

No se debe suponer que antes de La Fontaine los franceses no tenían una fábula: una de las mejores obras de este tipo, "El romance del zorro", representa una historia real de la vida de los señores feudales medievales; Los personajes son animales que representan alegóricamente a personas.

Lafontaine utilizó directamente originales antiguos: Esopo, Fedro, Bidpai: estos son sus ejemplos habituales. La originalidad de La Fontaine no se limita a su mente e imaginación; también se manifiesta en su lenguaje. Su estilo es elegante, natural, original.

Tras la publicación de la segunda colección de fábulas, que La Fontaine presentó a Luis XIV, el fabulista fue elegido miembro de la Academia de París. Las reuniones de la Academia le interesaban mucho y asistía con atención.

Durante la grave enfermedad de La Fontaine, cuando se esperaba su muerte día a día, su patrona, Madame de La Sabliere, murió en soledad. Tras la recuperación de Lafontaine, uno de sus amigos, Guervar, lo invitó a alojarse en su hotel de la Rue Platrière. En estas lujosas habitaciones, decoradas con obras de Minyard, La Fontaine pasó los dos últimos años de su vida. También asistió a la Academia, pero empezó a ir a la iglesia con más frecuencia; tradujo varios salmos a forma poética y continuó escribiendo fábulas. Además, participó activamente en la educación del joven duque de Borgoña. Hasta su muerte, Lafontaine conservó su frescura de espíritu y cortesía en la comunicación.

La Fontaine murió pacíficamente el 13 de febrero de 1695, después de varios meses de extrema debilidad, a la edad de 74 años. Cuando su viejo amigo Macroix recibió la noticia de su muerte, escribió unas conmovedoras líneas: “Mi querido y fiel amigo, el señor de La Fontaine, ha muerto. Fuimos amigos durante más de cincuenta años, y doy gracias a Dios porque hasta mi vejez ni una sola nube ensombreció nuestra amistad, y que lo amé con la misma ternura hasta el final. No conocí a una persona más sincera y veraz que La Fontaine: no sé si mintió al menos una vez en su vida”.

Adaptación del texto: Revisión de iris

biografia corta

Poeta, escritor, fabulista famoso y miembro de la Academia francesa: nació en la provincia de Champaña, en Chateau-Thierry, el 8 de julio de 1621. Su padre era un guardabosques estatal, por lo que la infancia de la futura celebridad transcurrió en la naturaleza. . Jean recibió su educación inicial en una escuela del pueblo y luego en el Reims College. Posteriormente estudió derecho en el Seminario Oratoriano de París, porque su padre lo veía como un sacerdote en el futuro, pero la poesía y la filosofía fascinaban mucho más a La Fontaine.

En 1647, La Fontaine regresó a Champaña, asumió el cargo de su padre y, ante su insistencia, a la edad de 26 años, se casó con la jovencísima Marie Ericard. Sin embargo, este no es en absoluto el punto de inflexión en su biografía. Las responsabilidades oficiales y familiares lo dejan indiferente, y pronto Lafontaine se va a la capital, donde planea llevar un estilo de vida completamente diferente, dedicarse únicamente a actividades literarias.

Su cálculo resultó ser correcto: rápidamente encontró mecenas entre la nobleza, logró alcanzar fama en el campo literario y encontró amigos, incluso entre personas muy famosas, en particular, el Príncipe de Condé, Madame de Lafayède, La Rochefoucauld, etc. El famoso ministro Fouquet le hizo propietario de una importante pensión. Al mismo tiempo, a Luis XIV no le agradaba demasiado el poeta: no le gustaban los cuentos que salían de su pluma con un contenido demasiado frívolo, además, no le impresionaba la irresponsabilidad y frivolidad del escritor, que No quiso reconocer ninguna responsabilidad. Por razones obvias, la iglesia no aprobó su trabajo. En un momento, el rey incluso impidió que La Fontaine fuera elegida miembro de la academia. Este evento llegó a ser algo tardío y no ocurrió hasta 1684.

El estilo de vida del escritor era puramente secular, no se negaba a sí mismo los placeres que su puesto le permitía, incluidas las aventuras amorosas, y su comunicación con la familia que permaneció en la finca se redujo principalmente a una rara correspondencia con su esposa. Sólo sus amigos le obligaron a realizar, al menos algunas veces, breves visitas a su tierra natal. El poeta interesaba muy poco a sus propios hijos; una vez ni siquiera reconoció a su hijo, que había crecido mucho después del último encuentro con su padre.

Lafontaine ingresó a la gran literatura en 1654, cuando ya tenía 33 años. De su pluma surgieron obras de diversos géneros literarios, por ejemplo, madrigales, baladas, odas, epístolas, obras de teatro, églogas. Y recién en 1668, La Fontaine apareció por primera vez en el papel de fabulista, lo que le dio fama mundial: este año se publicó la primera edición de las Fábulas de Esopo, traducidas al verso por el señor de La Fontaine, que consta de seis libros. La segunda edición, publicada en 1678, ya contaba con 11 volúmenes; en 1694, la última edición se publicó en 12 libros. Apoyándose en la herencia de autores antiguos, utilizando sus tramas externas, Jean de La Fontaine, de hecho, actuó como creador de un nuevo género y con ello se aseguró el lugar que le correspondía en la historia de la literatura. Las fábulas lo convirtieron en uno de los grandes poetas nacionales y fueron traducidas a varios idiomas del mundo.

En los últimos años de su vida, bajo la influencia de la comunicación con Madame de Sablier, Lafontaine replanteó sus puntos de vista, se volvió más piadoso y abandonó las obras frívolas. A la edad de 73 años murió el 13 de abril de 1695 en París.

Biografía de Wikipedia

Su padre trabajó en el departamento forestal y Lafontaine pasó su infancia entre bosques y campos. A los veinte años ingresó en la hermandad de los Oratorianos para prepararse para el clero, pero se interesó más por la filosofía y la poesía. Según admitió él mismo, le gustaba Astrea de D'Urfé. Fue el libreto de la ópera "Astraea" de Colasse el que resultó ser el último trabajo de La Fontaine (la producción de 1691 resultó ser un completo fracaso).

En 1647, el padre de La Fontaine le transfirió su cargo y lo convenció de que se casara con una niña de catorce años, Marie Héricard. Se tomó muy a la ligera sus nuevas responsabilidades, tanto oficiales como familiares, y pronto partió hacia París, donde vivió toda su vida entre amigos, admiradores y admiradores de su talento; Se olvidó de su familia durante años y sólo ocasionalmente, ante la insistencia de sus amigos, viajó a su tierra natal por un corto tiempo.

Se conserva la correspondencia con su esposa, a quien convirtió en su confidente en sus numerosas aventuras románticas. Les prestó tan poca atención a sus hijos que, al encontrarse con su hijo adulto en la misma casa, no lo reconoció. En París, Lafontaine tuvo un éxito brillante; Fouquet le concedió una cuantiosa pensión. Vivió en París primero con la duquesa de Bouillon, luego, cuando ésta murió y él abandonó su casa, conoció a su conocido d'Hervart, quien lo invitó a vivir con él. “Es exactamente hacia donde me dirigía”, fue la ingenua respuesta del fabulista.

La versión de que en 1659-1665 La Fontaine mantuvo relaciones amistosas con Moliere, Boileau y Racine parece dudosa. Entre los amigos de La Fontaine se encontraban definitivamente el Príncipe de Condé, La Rochefoucauld, Madame de Lafayette y otros; Solo que no tuvo acceso a la corte real, ya que a Luis XIV no le gustaba un poeta frívolo que no reconocía ningún deber. Esto retrasó la elección de La Fontaine a la Academia Francesa, de la que sólo se convirtió en miembro en 1684. Durante la “disputa entre lo antiguo y lo moderno”, La Fontaine, no sin dudarlo, se puso del lado del primero. Bajo la influencia de Madame de Sablier, Lafontaine en los últimos años de su vida se llenó de piedad y renunció a sus escritos más frívolos.

A mediados de diciembre de 1692, La Fontaine enfermó gravemente. Se desanima por completo y pierde el gusto por la vida y los placeres mundanos. Recordando su pasión por la teología en su juventud, retoma los Evangelios y los relee muchas veces. A Lafontaine le persigue la cuestión de la existencia del cielo y del infierno. El autor de historias frívolas se pregunta si se enfrentará al castigo eterno y expresa remordimiento por sus historias.

Creación

Obras tempranas

El primer trabajo publicado de La Fontaine fue la comedia "El eunuco" ( eunuco, 1654), que fue una reelaboración de la obra del mismo nombre de Terence. En 1658, La Fontaine regaló a su mecenas Fouquet el poema "Adonis" ( Adonis), escrito bajo la influencia de Ovidio, Virgilio y posiblemente Marino. Convertido temporalmente en el poeta “oficial” de Fouquet, La Fontaine retoma la descripción del palacio de Vaux-le-Vicomte que perteneció al ministro. Dado que era necesario describir el conjunto arquitectónico y de parques aún no terminado, La Fontaine construyó su poema en forma de sueño ( Canción de Vaux). Sin embargo, debido a la desgracia de Fouquet, el trabajo en el libro fue interrumpido. En 1662, el poeta se permitió defender a su mecenas en una oda dirigida al rey ( La oda al rey), así como en “Elegía a las ninfas de Vaud” ( La elégie de las ninfas de Vaux). Con este acto aparentemente provocó la ira de Colbert y el rey.

"Cuentos de hadas"

Los "Cuentos" comenzaron a publicarse en 1664. La primera colección incluía dos cuentos de hadas: "Giocondo" ( Jocondé) y “El Cornudo Golpeado y Satisfecho”; el primero de ellos, basado en uno de los episodios del poema de Ariosto “El Roldán furioso”, provocó una viva controversia literaria. Las ediciones posteriores de Tales se publicaron en 1665, 1671 y 1674. Lafontaine extrajo sus argumentos de Boccaccio y de la colección "Cien nuevos cuentos". En opinión de La Fontaine, la característica más importante del género era la diversidad estilística y temática. De todos los cuentos de hadas, los "Nuevos cuentos de hadas" fueron los más frívolos, lo que provocó numerosas acusaciones de obscenidad y fueron inmediatamente prohibidos. Es interesante que, simultáneamente con los cuentos de hadas, La Fontaine trabajó en obras de carácter piadoso, en parte marcadas por la influencia del jansenismo, incluido el "Poema sobre el cautiverio de San Malco" ( Poema de la cautividad de san Malc, 1671) .

Publicación "Fábulas"

La importancia de La Fontaine para la historia de la literatura radica en el hecho de que creó un nuevo género, tomando prestada la trama externa de autores antiguos (principalmente Esopo y Fedro; además, La Fontaine se basó en el Panchatantra y algunos autores italianos y latinos de el Renacimiento). En 1668 aparecieron los primeros seis libros de fábulas, bajo el modesto título: “Las fábulas de Esopo, traducidas en poemas por el señor de La Fontaine” ( Fábulas de Esope, mises en vers por M. de La Fontaine). Fue la primera colección que incluía la famosa, posteriormente arreglada por I. A. Krylov, "El cuervo y el zorro" (más precisamente, "El cuervo y el zorro", Le Corbeau y le Renard) y “Libélula y hormiga” (más precisamente, “Cigarra y hormiga”, La Cigale y la Fourmi).

La segunda edición, que ya incluía once libros, se publicó en 1678, y la tercera, con la inclusión del duodécimo y último libro, a finales de 1693. Los dos primeros libros son de naturaleza más didáctica; en el resto, Lafontaine se vuelve cada vez más libre, combinando la didáctica con la transmisión de sentimientos personales.

La originalidad del didactismo

La Fontaine es menos moralista y, en cualquier caso, su moralidad no es sublime; enseña una visión sobria de la vida, la capacidad de utilizar las circunstancias y las personas, y describe constantemente el triunfo de los inteligentes y astutos sobre los ingenuos y amables; No hay absolutamente ningún sentimentalismo en ello: sus héroes son aquellos que saben cómo organizar su propio destino. Ya, y después de él, Lamartine, expresó dudas: ¿cuán útiles son las fábulas de La Fontaine para los niños? ¿No acostumbran al lector a la inevitabilidad del vicio en un mundo ignorante de la piedad? V. A. Zhukovsky habló de manera especialmente categórica sobre este tema: "No busques su moralidad en sus fábulas, ¡no la hay!". A veces, la moralidad de las "Fábulas" se compara con los preceptos de Epicuro: la necesidad de moderación y una actitud sabiamente ecuánime ante la vida. En la fábula "Horóscopo", una sátira de los astrónomos, La Fontaine sostiene que el movimiento de los planetas, El resplandor del sol y el cambio de estaciones se producen a su manera, independientemente de las leyes humanas. Pensamientos similares se encuentran en Francois Bernier. Si bien afirma el origen divino del mundo, el filósofo no niega la existencia de causas naturales reales que determinan los fenómenos.

Poética

El significado artístico de las fábulas de La Fontaine también se ve facilitado por la belleza de las introducciones y digresiones poéticas de La Fontaine, su lenguaje figurativo, su arte especial de transmitir movimiento y sentimientos con ritmo y, en general, la asombrosa riqueza y variedad de la forma poética.

Las fábulas de La Fontaine están escritas en la mayoría de los casos en verso libre; En el siglo XVII, la naturaleza poética de este género no fue bien recibida por todos: la fábula se percibía principalmente como una edificación. También complicó la relación entre trama y moralidad.

Y.B. Vipper, esbozando los momentos de formación del clasicismo en el siglo XVII y algunas tendencias de su desarrollo futuro, intenta identificar a los predecesores de La Fontaine y aquellos rasgos ideológicos y poetológicos que se desarrollarán y expresarán en formas perfectas y específicas de su obra: la democracia de Charron (en contraste con la aristocracia de Du Vert), cuya influencia se dejó sentir en el primer libro de fábulas de La Fontaine en 1668; "espíritu gaulois"<галльский дух>, “el don de un cumplido sutil, una broma juguetona”, ironía y tacto artístico en las canciones y pequeños poemas de Philippe Deporte; la tradición epicúrea de la poesía de Pierre Motin, que se remonta a Clément Marot y las anacreónticas de las Pléyades, continuó en Contes; el estilo artístico de las sátiras de Rainiero, reflejado en las letras de La Fontaine. En cuanto a la actitud hacia la tradición, prototipo del debate sobre lo “antiguo” y lo “nuevo”, La Fontaine también hereda a Rainier, quien (a diferencia de Malherbe, que “despreciaba lo nacional” y creía que las obras, en para ser inteligible, “cautivar […] con la pureza […] y la claridad de las frases ligeras" (N. Boileau), debe contener el mínimo de mitología antigua) se prefiere "armónico<его>solución", síntesis: siguiendo el principio de imitación de modelos antiguos, se tuvo en cuenta la tradición nacional

"El amor de Psique y Cupido"

A. Van Dyck. Cupido y Psique. DE ACUERDO. 1638

Un homenaje a la literatura galante fue la obra en prosa de La Fontaine: la historia "El amor de Psique y Cupido" ( Los amores de Psyché y de Cupidon, 1662), que es una reelaboración de los libros cuarto y quinto de la novela de Apuleyo El asno de oro. Lafontaine presentó la trama, bien conocida por el lector de la época, de una forma elegante que recuerda a una producción de ópera. El libro causó una gran impresión en el escritor ruso I. F. Bogdanovich, quien creó su poema "Darling" (1773) basado en la misma trama.

"Poema sobre la quina"

La Fontaine probó suerte en el género del poema de ciencias naturales, popular durante el Renacimiento y que se remonta a Lucrecio. Su "Poema sobre el árbol Cinchona" ( Poema de la Quinquina, 1682) parece una especie de anuncio de un nuevo medicamento (la corteza comenzó a importarse a Europa a mediados del siglo XVII con la ayuda de Luis XIV).

Comedia

En la segunda mitad de la década de 1680, La Fontaine escribió, en colaboración con el actor Charles Cheviler de Chanmelet, las comedias "Ragotin" basada en la historia de Scarron, "El florentino" y "La copa mágica" basada en la historia de Ariosto. . Los investigadores notaron que Lafontaine se probó a sí mismo en varios géneros, incl. ajeno a su talento, y lo explica por la necesidad de diversidad.

Según Dubos, “... cuando La Fontaine decidía componer comedias, caminaban al son del silbido continuo de la platea; el destino de sus óperas también es conocido por todos”.

La comedia "La copa mágica" fue traducida al ruso y esta traducción anónima fue publicada en 1788 por Nikolai Novikov sin atribución.

Pushkin y Lafontaine

En el poema "La ciudad", hablando de sus libros favoritos, Pushkin también escribe en tono humorístico sobre el escritor francés. Para él, Lafontaine es, ante todo, el autor de fábulas que formaban parte del plan de estudios del liceo. Aquí también se nota la percepción de La Fontaine a través del prisma de la poesía rococó:

Y tú, querido cantante,
Poesía encantadora
Corazones cautivadores,
Estás aquí, holgazán descuidado,
El sabio de corazón simple
¡Vanyusha Lafontaine!

La fuente "La muchacha con la jarra" en Tsarskoe Selo (P. P. Sokolov, 1816), creada a partir de la fábula de La Fontaine "La lechera o la jarra de leche", se describe en el poema "La estatua de Tsarskoe Selo" de A. S. Pushkin (1830 ).

Krylov y Lafontaine

En 1805, el joven I. A. Krylov mostró su traducción de dos fábulas de La Fontaine: "El roble y la caña" ( Le Chêne et le Roseau) y "La novia quisquillosa" ( La niña) al famoso poeta I. I. Dmitriev, quien aprobó su obra. En enero de 1806, las fábulas se publicaron en el primer número de la revista "Moscow Spectator"; Así comenzó el viaje del fabulista Krylov. El destacado filólogo ruso Sergei Averintsev dedicó uno de sus últimos informes al problema de la adaptación de las tramas de las fábulas de La Fontaine de Ivan Andreevich Krylov.

Algunas fábulas famosas

  • lobo y perro
  • lobo y garza
  • El lobo y el cordero
  • Lobo, Cabra y Cabrito
  • pastor lobo
  • Cuervo y zorro
  • Ladrones y burro
  • La paloma y la hormiga
  • dos cabras
  • dos burros
  • Dos ratas, un huevo y un zorro
  • roble y caña
  • liebre y tortuga
  • cabra y zorro
  • caballo y burro
  • cometa y ruiseñor
  • Conejito, comadreja y gato
  • Saltamontes y hormiga
  • Comerciante, noble, pastor e hijo del rey.
  • cisne y cocinero
  • león y mosquito
  • león y ratón
  • zorro y cabra
  • zorro y garza
  • zorro y uvas
  • caballo y burro
  • amor y locura
  • rana y rata
  • Zorzal y jarra
  • mar y abeja
  • Un ratón convertido en niña.
  • Nada exagerado
  • Mono y delfín
  • mono y gato
  • mono y leopardo
  • El oráculo y el ateo
  • águila y escarabajo
  • Agricultor y zapatero
  • pastor y león
  • pastor y mar
  • Araña y golondrina
  • gallo y perla
  • La gota y la araña
  • Ratón de campo visitando al ratón de ciudad
  • Pescado y cormorán
  • Maestro y alumno
  • Sacerdote y hombre muerto
  • Tacaños y gallinas
  • La muerte y los moribundos
  • Perro con almuerzo del amo.
  • consejo de ratones
  • Anciano y tres jóvenes.
  • La fortuna y el niño
  • Avispones y abejas
  • Colegial, mentor y propietario de un jardín.



Inicio de la actividad literaria.

Jean de La Fontaine nació el 8 de julio de 1621 en la pequeña localidad de Chateau-Thierry (Francia), en la familia de un funcionario provincial. Desde pequeña, Lafontaine tuvo un carácter rebelde y atrevido. Su padre sirvió como guardabosques real y La Fontaine pasó su infancia entre bosques y campos. Luego su padre lo envió a estudiar derecho en el Seminario Oratoire de París, pero el joven Jean se interesaba principalmente por la filosofía y la poesía.

Al regresar a la finca de su padre en Champaña, a la edad de 26 años se casó con Marie Ericard, de 14 años. El matrimonio no fue el más exitoso, y La Fontaine, descuidando las responsabilidades familiares, se fue a París en 1647 con la intención de dedicarse por completo a la actividad literaria, donde vivió toda su vida entre amigos, admiradores y admiradores de su talento; Se olvidó por completo de su familia, no vio a su esposa durante años y le escribió cartas de vez en cuando. Mientras tanto, de la correspondencia con su esposa se desprende que la convirtió en su confidente en sus numerosas aventuras románticas, sin ocultarle nada. No es fácil imaginar cómo se sintió la pobre Marie al mismo tiempo. Sólo de vez en cuando, ante la insistencia de sus amigos, regresaba a casa por un corto tiempo. Les prestaba tan poca atención a sus hijos que, cuando se encontró con su hijo adulto en la misma casa, no lo reconoció.

Epigrama sobre el vínculo matrimonial
¿Casar? ¡Qué equivocado! ¿Qué es más doloroso que el matrimonio?
¡Cambia las bendiciones de una vida libre por la esclavitud!
El segundo que se casó fue ciertamente un tonto,
Y el primero: ¿qué puedo decir? - era simplemente un tipo pobre.

Cuentan este chiste. Un día, su esposa entró en su oficina y encontró a su marido sollozando ante un manuscrito. Cuando se le preguntó sobre la causa del dolor, el marido, con voz intermitente, leyó un capítulo de la historia en el que el héroe no puede unirse con su amada. La esposa de La Fontaine también se puso a llorar y empezó a preguntar:
- ¡Asegúrate de que todavía estén juntos!
“No puedo”, respondió mi esposo, “todavía estoy escribiendo sólo el primer volumen”.

La Fontaine llevó una vida social activa, se dedicó al entretenimiento y a las aventuras amorosas, y continuó recibiendo ingresos del cargo hereditario de "guardián de las aguas y los bosques", que perdió en 1674 por orden del ministro Colbert.

En París, el joven poeta llegó a la corte, acercándose a un círculo de jóvenes escritores que se autodenominaban “Caballeros de la Mesa Redonda” y consideraban a Jean Chaplin, uno de los fundadores de la doctrina clasicista, la máxima autoridad. Bajo la influencia de amigos, tradujo la comedia de Terence "El eunuco" (1654). Su interés por el teatro se mantuvo durante toda su vida, pero encontró su verdadera vocación en los pequeños géneros poéticos. Sus cuentos de hadas y fábulas, llenos de imágenes vívidas, gozaron de un éxito constante. Las fábulas de La Fontaine destacan por su variedad, perfección rítmica y profundo realismo. Posteriormente, algunas de las fábulas de La Fontaine fueron traducidas talentosamente al ruso por I. A. Krylov.

En 1658 logró encontrar un mecenas en la persona del Ministro de Finanzas Fouquet, a quien el poeta dedicó varios poemas, incluido el poema "Adonis" (1658), escrito bajo la influencia de Ovidio, Virgilio y, posiblemente, Marino. , y la famosa "Elegía a las ninfas de Vaud" (1662), y que otorgó al poeta una cuantiosa pensión. Convertido temporalmente en el poeta “oficial” de Fouquet, La Fontaine retoma la descripción del palacio de Vaux-le-Vicomte que perteneció al ministro.

Dado que era necesario describir el conjunto arquitectónico y de parques aún no terminado, La Fontaine construyó su poema en forma de sueño (Songe de Vaux). Sin embargo, debido a la desgracia de Fouquet, el trabajo en el libro fue interrumpido. Después de la caída de Fouquet, Lafontaine, a diferencia de muchos, no renunció al noble deshonrado. En 1662, el poeta se permitió defender a su mecenas en una oda dirigida al rey (l'Ode au Roi), así como en "Elegía a las ninfas de Vaux" (L "elégie aux nymphes de Vaux). Con este acto, aparentemente sufrió la ira de Colbert y del rey, por lo que tuvo que exiliarse brevemente en 1663. Al regresar a París, se ganó el favor de la duquesa de Bouillon, la amante de la salón, donde los aristócratas se reunían contra la corte, luego, cuando ésta murió y él salió de su casa, se encontró con su conocido d'Hervart, quien lo invitó a vivir con él: "Hacia allí me dirigía", fue el Ingenua respuesta del fabulista.

La versión de que en 1659-1665 La Fontaine mantuvo relaciones amistosas con Moliere, Boileau y Racine parece dudosa. Entre los amigos de La Fontaine se encontraban definitivamente el Príncipe de Condé, La Rochefoucauld, Madame de Lafayette y otros; Solo que no tuvo acceso a la corte real, ya que a Luis XIV no le gustaba un poeta frívolo que no reconocía ningún deber. Esto retrasó la elección de La Fontaine a la Academia Francesa, de la que sólo se convirtió en miembro en 1684. Durante la “disputa entre lo antiguo y lo moderno”, La Fontaine, no sin dudarlo, se puso del lado del primero.

Publicación de la primera colección.

En 1665, La Fontaine publicó su primera colección, “Historias en verso”, y luego “Cuentos de hadas e historias en verso”. Los "Cuentos de hadas" comenzaron a publicarse en 1664. La primera colección incluía dos cuentos de hadas: "Giocondo" (Joconde) y "El cornudo golpeado y satisfecho"; el primero de ellos, basado en uno de los episodios del poema de Ariosto “El Roldán furioso”, provocó una viva controversia literaria. Las ediciones posteriores de Tales se publicaron en 1665, 1671 y 1674. Lafontaine extrajo sus argumentos de Boccaccio, de la colección "Cien nuevos cuentos" y de escritores antiguos. En opinión de La Fontaine, la característica más importante del género era la diversidad estilística y temática. La graciosa alegría y la brusca franqueza de estos cuentos sonaban como una especie de protesta contra la intolerancia que se había establecido en el ambiente de la corte. De todos los cuentos de hadas, los "Nuevos Cuentos de Hadas" fueron los más frívolos por naturaleza, lo que provocó numerosas acusaciones de obscenidad. Esto disgustó a Luis XIV: se prohibió la publicación de "Cuentos de hadas" en Francia y el propio poeta fue sometido a opresión.

ilustraciones para el cuento “El amor de Psique y Cupido”
"El amor de Psique y Cupido" (1669), una historia en prosa con inserciones poéticas, escrita a partir de un cuento insertado de la novela "El asno de oro" de Apuleyo, también se consideró muy arriesgada en su contenido. Es interesante que, simultáneamente con los cuentos de hadas, La Fontaine trabajó en obras de carácter piadoso, en parte marcadas por la influencia del jansenismo, incluido el "Poema sobre el cautiverio de San Malco" (Poème de la captivité de saint Malc, 1671). .

"Fábulas"

Alguien dijo una vez sobre las fábulas de La Fontaine: "Es una cesta de hermosas cerezas: quieres elegir la mejor, pero terminas con la cesta vacía".

El propio fabulista dijo que uno puede acostumbrarse a todo en el mundo, incluso a la vida.
"Los pecadores, cuyo destino todos lamentan, tarde o temprano se acostumbran y empiezan a sentirse como pez en el agua en el infierno", afirmó.

Se ahogan más moscas en miel que en vinagre.
Es doblemente placentero engañar a un engañador.
Primero sácame de mi dificultad, amigo mío, y luego leerás la lección moral.
La mayoría de las personas nobles son máscaras teatrales.
De nuestros enemigos, a menudo debemos temer más a los más pequeños.
Desde lejos, algo, cerca, nada.
La verdadera grandeza reside en el autocontrol.
Todo adulador vive a costa de quien lo escucha.
Amor, amor, cuando te apoderes de nosotros, podremos decir: ¡perdónanos, prudencia!
Encontramos nuestro destino en el camino que elegimos para escapar de él.
La tristeza se va volando en las alas del tiempo.
No hay nada más peligroso que un amigo ignorante.
Un camino sembrado de flores nunca conduce a la gloria.
Ocultar cosas a los amigos es peligroso; pero es aún más peligroso no ocultarles nada.
La paciencia y el tiempo dan más que fuerza o pasión.

La importancia de La Fontaine para la historia de la literatura radica en el hecho de que creó un nuevo género, tomando prestada la trama externa de autores antiguos (principalmente Esopo y Fedro; además, La Fontaine se basó en el Panchatantra y algunos autores italianos y latinos de el Renacimiento). Permaneciendo bajo el patrocinio de la duquesa de Bouillon hasta 1672 y queriendo complacerla, La Fontaine comenzó a escribir "Fábulas", que llamó "una larga comedia de cien actos representada en el escenario mundial". En 1668 aparecieron los primeros seis libros de fábulas, bajo el modesto título: “Fábulas de Esopo, traducidas en verso por M. de La Fontaine” (Fables d’Esope, mises en vers par M. de La Fontaine). Fue la primera colección que incluía las famosas, posteriormente arregladas por I. A. Krylov, "El cuervo y el zorro" (más precisamente, "El cuervo y el zorro", Le Corbeau et le Renard) y "La libélula y la hormiga" (más precisamente, “La cigarra y la hormiga”, La Cigale et la Fourmi). La segunda edición, que ya incluía once libros, se publicó en 1678, y la tercera, incluido el duodécimo y último libro, a finales de 1693. Los dos primeros libros son de naturaleza más didáctica; en el resto, Lafontaine se vuelve cada vez más libre, combinando la didáctica con la transmisión de sentimientos personales.

Madame de la Sablière
Habiendo elegido como nueva patrona a la marquesa de la Sablière, que se distinguía por su cortesía, alegría, ingenio y erudición (estudió física, matemáticas y astronomía), y dándole al rey una “promesa de entrar en razón”, el poeta En 1684 fue elegido miembro de la Academia Francesa. Bajo la influencia de Madame de Sablier, Lafontaine en los últimos años de su vida se llenó de piedad y renunció a sus escritos más frívolos. Esto no fue impedido por una interpretación bastante libre de la “doctrina”: La Fontaine, siempre distinguido por su carácter independiente, cuestionó el concepto de corrección impecable como ley de la belleza y defendió las “libertades” en la versificación. Al mismo tiempo, no fue más allá del marco de la estética clasicista, aceptando plenamente sus principios como la estricta selección del material, la claridad de expresión del pensamiento, la transparencia de la forma poética y la armonía interna de la obra. En 1687, La Fontaine intervino activamente en la disputa entre “lo antiguo y lo nuevo” escribiendo “Una epístola al obispo de Soissons Huet”, donde cuestionó las opiniones de Perrault y Fontenelle: en particular, criticó su opinión sobre la superioridad de la nación francesa y sostuvo que todos los pueblos tienen el mismo talento.

Las "fábulas" de La Fontaine se distinguen por una asombrosa variedad, perfección rítmica, hábil uso de arcaísmos, una visión sobria del mundo e imágenes vívidas. Como otros fabulistas, el poeta utilizó a menudo la personificación, basándose en la tradición nacional. Así, ya en el "Romance del Zorro" medieval, el lobo encarnaba a un caballero codicioso y eternamente hambriento, el león era el jefe de estado y el zorro era el más astuto y astuto entre los habitantes del reino animal. En una de sus fábulas más famosas, "El mar de las bestias", Lafontaine, con la ayuda de la personificación, creó un panorama de toda la sociedad: los animales confiesan sus pecados para elegir al más culpable y traerlo como expiación. sacrificio a los dioses. El león, el tigre, el oso y otros depredadores admiten haber cometido derramamiento de sangre, violencia y traición, pero el burro, culpable de robar un manojo de hierba del campo del monasterio, debe soportar el castigo por todo. El poeta consideraba la alegoría como otro medio de generalización: en el tratado de fábula programático "Estómago y órganos del cuerpo" compara el poder real con el estómago, glotón, pero necesario para la vida normal del cuerpo, y en la fábula " El leñador y la muerte” muestra a un campesino que, exhausto bajo una carga insoportable de impuestos, corvee y alojamiento para soldados, rechaza la “liberación”, porque prefiere cualquier sufrimiento a la muerte. Merece especial atención la actitud de La Fontaine hacia la "moralidad", que es una conclusión tan natural de la situación representada que a menudo se pone en boca de uno de los personajes. El propio poeta argumentó que una fábula debería educar únicamente presentando al lector al mundo. La negativa a edificar está en clara contradicción con el carácter instructivo de la fábula, que se considera una característica integral del género desde la época de Esopo. Cien años después, Jean-Jacques Rousseau, al percibir este “inmoralismo” profundamente arraigado, se rebeló contra el hecho de que las fábulas de La Fontaine fueran entregadas a niños para quienes, sin embargo, nunca estuvieron destinadas a ser leídas.

En 1732, Pierre Huber Subleyrat (1699 – 1749), el famoso artista y retratista francés, pintó el lienzo “La silla cargada” basado en la fábula de La Fontaine sobre cómo un burro mantenía la fidelidad de una mujer. El héroe de la fábula es un artista que estaba increíblemente celoso de su esposa. Cada vez que salía de casa, aunque fuera por poco tiempo, dibujaba un burro en la parte íntima de su esposa, creyendo ingenuamente que el dibujo seguramente se borraría durante los juegos amorosos si su mujer decidía engañarlo. Y por eso, temiendo quedar expuesta, probablemente intentará permanecer fiel hasta su llegada. Sin embargo, otro artista resultó ser un rival afortunado. Y, aunque la imagen del burro fue borrada, el amante anterior logró copiarla cuidadosamente en una hoja de papel. Pero, mientras volvía a colocar el burro en el cuerpo, no pudo resistirse a ponerle una silla de montar. Bueno, ya entiendes con qué indirecta (“querido amigo, cargué tu buey”).


Problema irresoluble

Habiendo logrado el favor de una dama, el duque Felipe el Bueno quedó tan cautivado por su cabello dorado que fundó la Orden del Toisón de Oro en su honor.
(De una crónica antigua)

Uno no es tan malo como un diablo negro,
Gran bromista, cazador de milagros,
Ayudó al amante con consejos.
Al día siguiente poseyó el objeto de su amor.
De acuerdo con el demonio, nuestro héroe.
El cautivador juego del amor.
Pude disfrutarlo al máximo.
El demonio dijo: "La muchacha obstinada
No aguantará, puedes confiar en mí.
Pero sepan esto: en pago a Satanás
No eres tú quien me servirá, como siempre,
Y te lo diré. me das una orden
Lo hare yo mismo
Todos los pedidos y de inmediato.
Vengo por los demás. pero tenemos
La condición contigo es una para cada vez:
Debes hablar rápida y directamente.
De lo contrario, adiós a tu bella dama.
Si dudas, no la verás.
Ni tu cuerpo ni tu alma.
Entonces Satanás los toma por derecho,
Y Satanás les dará un gran final”.
Habiendo pensado de esta manera, mi admirador
Da consentimiento. Ordenar no es una cosa,
¡Obedecer es donde reside el tormento!
Su contrato está firmado. Nuestro héroe
Se apresura hacia su amada sin obstáculos.
Con ella se sumerge en los placeres amorosos,
Asciende en dicha al cielo,
Pero aquí está el problema: maldito demonio.
Siempre sobresale por encima de su cama.
Se le asigna una tarea tras otra:
Reemplace el calor de julio con una tormenta de nieve,
Construye un palacio, construye un puente sobre el río.
El demonio simplemente mueve el pie mientras se va.
E inmediatamente regresa con una reverencia.
Nuestro señor perdió la cuenta de los doblones,
Se metió en su bolsillo.
Comenzó a llevar al demonio con su mochila al Vaticano.
Para la remisión de los pecados, grandes y pequeños.
¡Y cuántos demonios los arrastraban!
No importa cuán difícil o largo sea el camino,
No molestó en absoluto al demonio.
Y ahora mi señor ya está confundido,
Agotó su imaginación
Siente que el cerebro es suyo.
No inventará nada más.
Chu!.. algo crujió... ¿Era el diablo? y con miedo
Se vuelve hacia su amigo
Él le cuenta lo que pasó, todo completo.
“¿Sólo qué?”, le respondió ella.
Bueno, detendremos la amenaza.
Saquémonos la espina del corazón.
Dile cuando vuelva,
Que arregle esto.
A ver cómo va la obra del diablo."
Y la señora extrae algo,
Apenas perceptible, desde el laberinto de hadas,
Desde el santuario secreto de Chipre, -
Lo que cautivó tanto al gobernante de los últimos días,
Como dicen, desgastado,
Que este divertido objeto fue elevado a título de caballero.
Y la Orden establecida, cuyas reglas son tan estrictas,
Que sólo los dioses son dignos de estar en sus filas.
El amante al diablo le dice: “Toma, tómalo,
Ves esta cosa curvarse.
Extiéndelo y alísalo,
¡Sé más rápido, vamos!

El demonio se rió, saltó y desapareció.
Puso la cosa bajo la prensa.
¡No tan! Tomé el martillo del herrero,
Empapado en salmuera todo el día
Cocido al vapor, secado y puesto en lejía y malta,
Lo colocó al sol y luego a la sombra:
Probé tanto frío como caliente.
¡No te muevas! Maldito hilo
No puedes arreglarlo de esta manera o de aquella.
El demonio casi llora al final.
¡No puedo alisar el cabello!
Al contrario: cuanto más late,
Cuanto más pronunciados se rizan los rizos.
"¿Qué podría ser? -
El ciervo resopla y se sienta cansado en un tocón. -
Nunca he visto material así en mi vida,
¡Todo el latín no ayudará aquí!
Y acude a su amante esa misma noche.
"Listo para dejarte en paz,
Estoy derrotado y lo admito.
Toma tu cosita,
Sólo dime: ¿qué es esto?
Y él respondió: “¡Ríndete, Satanás!
¡De alguna manera perdiste rápidamente la caza!
Y podría darles un trabajo a todos los demonios,
¡No somos los únicos con esto!

enfermo. Umberto Brunelleschi a las fábulas de La Fontaine
La Fontaine también probó suerte en el género de los poemas de ciencias naturales, populares durante el Renacimiento y que se remontan a Lucrecio. Su “Poema sobre el árbol de la quina” (Poème du Quinquina, 1682) parece una especie de anuncio de una nueva medicina (la corteza comenzó a importarse a Europa a mediados del siglo XVII con la ayuda de Luis XIV).

En 1688, Marguerite de Sabliers se retiró a un asilo que servía de refugio a pacientes incurables. Sin embargo, todavía proporciona alojamiento a Lafontaine. El poeta se acerca al príncipe Francisco Luis de Borbón-Conti. Durante algún tiempo, Lafontaine se reúne con la escandalosa señora Ulrich.

En 1691, fracasa la producción de la ópera "Astrea" (L "Astree) de La Fontaine con música de Kolassa. A mediados de diciembre de 1692, La Fontaine enferma gravemente y no se levanta de la cama durante varios meses. Se desanima por completo. , sobre todo cuando se entera de la enfermedad de su preciosa mecenas, Madame de Sablier: La Fontaine pierde el gusto por la vida y los placeres mundanos. Margarita de Sablier muere el 8 de enero de 1693.

Mensaje de Madame de la Sablière
Ahora que soy viejo y la musa me sigue
Está a punto de traspasar el límite terrenal,
Y mi mente, mi antorcha, será apagada por la noche opaca,
¿Es realmente posible perder los días, triste y suspirando,
Y quejarme por el resto de mi tiempo
El hecho de que perdió todo lo que podría haber poseído.
Si el cielo guarda al menos una chispa para el poeta
El fuego con el que brilló en años pasados,
Debe usarlo, recordando que
Que el dorado atardecer es el camino hacia la noche, hacia la Nada.
Los años corren y corren, sin fuerzas, sin oraciones,
Ni sacrificios ni ayunos, nada lo prolongará.
Estamos ávidos de todo lo que pueda entretenernos,
¿Y quién es tan sabio como tú para descuidar esto?
¡Y si hay alguien, yo no soy de esa raza!
Soy reacio a las alegrías sólidas por naturaleza.
Y abusé de la mejor de las bendiciones.
Una conversación sobre nada, una bagatela intrincada,
Novelas y juegos, la plaga de diferentes repúblicas,
¿Dónde está la mente más fuerte, tropezando con las tentaciones?
Pisoteemos todas las leyes y todos los derechos.
En definitiva, en esas pasiones que sólo los tontos pueden igualar,
Desperdicié mi juventud y mi vida descuidadamente.
No hay palabras, cualquier mal inevitablemente retrocederá,
Una persona se entregará a algunas bendiciones genuinas.
Pero desperdicié un siglo por beneficios falsos.
¿No somos suficientes así? Estamos felices de hacer un ídolo.
Del dinero, de los honores, del placer sensual.
Tantalus desde el nacimiento, solo somos fruto prohibido.
Desde el principio de nuestros días hasta el final atrae.
Pero ahora eres viejo y tus pasiones están más allá de tu edad,
Y cada día y hora os repite esto,
Y te emborracharías por última vez si pudieras,
¿Pero cómo predecir tu último umbral?
¡Es corto el plazo que queda, aunque haya durado años!
Si tan solo fuera sabio (pero por las gracias de la naturaleza)
No hay suficiente para todos), ¡ay, Iris, ay!
Oh, si tan solo pudiera ser inteligente como tú
Usaría algunas de tus lecciones.
Completamente, ¡de ninguna manera! pero seria genial
Haz algún tipo de plan, no difícil, para que te salgas del camino.
No era un delito bajarse de vez en cuando.
¡Ah, está más allá de mis fuerzas no equivocarme en absoluto!
Pero correr tras cada cebo,
Correr, esforzarme... no, ¡estoy harto de todo esto!
“¡Ya es hora, ya es hora de terminar!”, me dicen todos.
Has vivido doce cinco años,
Y tres veces los veinte años que pasaste en el mundo,
No te hemos visto vivir en paz desde hace una hora.
Pero todos lo notarán al verte al menos una vez.
Tu temperamento es cambiante y fácil de disfrutar.
Con el alma eres huésped en todo y huésped sólo por un momento,
En el amor, en la poesía, en los negocios, todo es lo mismo.
Te contamos todo sobre esto solo una cosa:
Estás dispuesto a cambiar: en forma, género y estilo.
Por la mañana eres Terencio y por la tarde eres Virgilio,
Pero no diste nada perfecto.
Así que toma un nuevo camino, inténtalo tú también.
¡Llama a las nueve musas, atrévete, atormenta a cualquiera!
Si fracasas, no es un problema, habrá otra oportunidad.
¡No toques los cuentos, eran tan buenos!
Y estoy lista, Iris, te lo confieso desde el fondo de mi corazón,
Sigue el consejo: ¡inteligente, no puedes ser más inteligente!
No se podría decir que fuera mejor o más fuerte.
¿O tal vez este sea tu, sí, tu consejo nuevamente?
Estoy dispuesto a admitir que... bueno, ¿cómo puedo decírtelo? -
Polilla Parnassus, una abeja cuyas propiedades
Platón se lo probó para nuestro dispositivo.
La criatura es ligera, llevo muchos años revoloteando.
Voy de flor en flor, de objeto en objeto.
No hay mucha gloria en eso, pero sí mucho placer.
Al Templo de la Memoria, ¿quién sabe? - y yo entraría como un genio,
Cuando tocaba una cosa sin tocar las otras cuerdas.
¡Pero dónde estoy! Estoy en la poesía, como en el amor, un volante.
Y pinto mi retrato sin ningún fondo falso:
No intento tapar mis vicios con confesiones.
Sólo quiero decir, sin ningún "¡ah!" sí "¡oh!"
¿Por qué mi temperamento es bueno y por qué es malo?

Tan pronto como la razón iluminó mi vida y mi alma,
Me sonrojé, reconocí la atracción por la travesura,
Y no es la única pasión cautivadora desde entonces.
Como un tirano, el gobierno me impuso su poder.
No es de extrañar, dicen, que sea esclavo de deseos ociosos.
Perdí toda mi vida, como mi juventud, en tentaciones.
¿Por qué estoy puliendo aquí cada sílaba y verso?
Quizás no tenga sentido: ¿tal vez los elogien?
Después de todo, soy incapaz de seguir sus consejos.
¿Quién comienza a vivir habiendo visto ya a Leteo?
Y no viví: fui siervo de dos déspotas,
Y el primero es ruido ocioso, Cupido es el otro tirano.
¿Qué significa vivir, Iris? Esto no es nada nuevo para que usted enseñe.
Incluso te escucho, tu respuesta está lista.
Vive para las mayores bendiciones, ellas conducen al bien.
Utiliza sólo tu ocio y tu trabajo para ellos,
Honra al Todopoderoso, como lo hacían los abuelos,
Cuida tu alma, Filid la ha dado de todos,
Ahuyenta la embriaguez del amor, los votos impotentes de las palabras.
Esa hidra que siempre está viva en el corazón de las personas.

Durante su enfermedad, Lafontaine lee mucho. Recordando su pasión por la teología en su juventud, retoma los Evangelios y los relee muchas veces. Imbuido de verdades divinas, pide reunirse con un sacerdote. El joven abad Pouget lo visita y hablan de fe y religión durante casi dos semanas seguidas. A Lafontaine le persigue la cuestión de la existencia del cielo y del infierno. El autor de historias frívolas se pregunta si se enfrenta al castigo eterno y si se le puede considerar pecador. Al enterarse de los temores del poeta, Pouget hace todo lo posible para convencerlo de que renuncie públicamente a sus historias "impías" ("cuentos de hadas"). 12 de febrero de 1693 La Fontaine expresa arrepentimiento por sus relatos ante una delegación de la Academia que llegó especialmente para verlo. Siguiendo el consejo del abad, La Fontaine destruye el ensayo recién terminado, promete vivir el resto de su vida en oración y piedad y de ahora en adelante escribir sólo obras religiosas.

En mayo, la enfermedad había remitido y Lafontaine pudo volver a asistir a las reuniones de la Academia. Cumple su promesa al abad y traduce del latín el poema “El día del juicio” (se considera que su autor es el italiano Tommaso da Celano). El texto de la traducción será leído en la reunión de gala de la Academia con motivo de la elección de De La Bruyère. El estilo ligero y elegante del poeta deja una grata impresión, a pesar de que la trama no es tan divertida como en "Giocondo" o "El cornudo golpeado y satisfecho". En septiembre de 1693 se publicó el duodécimo libro de fábulas. El poeta se lo dedica al joven duque de Borgoña, nieto de Luis XIV.

Algún tiempo después de la muerte de Madame de Sablier, el triste y enfermo Lafontaine acepta la invitación (1694) de viejos amigos, el matrimonio d'Hervar, a quienes conoció cuando aún estaba al servicio de Fouquet, y se muda con ellos. Lafontaine no vivió ni un año en casa de d'Hervar, pero este último año de su vida estuvo lleno de acontecimientos. A menudo va a la Academia, donde su autoridad crece constantemente. El poeta participa activamente en la preparación de la primera edición del Diccionario de la Academia Francesa, publicado en agosto de 1694. La Fontaine incluso encuentra tiempo para visitar a su esposa en Chateau-Thierry. Este es su último encuentro...


La enfermedad se hizo sentir nuevamente a principios de 1695. Una tarde de febrero, al regresar de la Academia, Lafontaine se sintió enfermo. Al regresar a casa, escribe una triste carta a su fiel amigo Mocrois. Mocrois lo apoya lo mejor que puede y trata de animarlo: “Si Dios quiere restaurar tu salud, espero que vengas a pasar el resto de tus días conmigo y hablaremos a menudo de la misericordia de Dios”. La Fontaine murió el 13 de abril de 1695, a los setenta y cuatro años. Durante los preparativos para la ceremonia fúnebre, se descubrió que el cuerpo del poeta estaba atormentado por un cilicio que, sin duda, llevaba puesto desde hacía mucho tiempo. Lafontaine fue enterrado en el cementerio de Saint-Innocent.

Gracias a La Fontaine, el género literario de las fábulas amplía significativamente sus posibilidades creativas. Todos los fabulistas posteriores, incluidos los poetas rusos del siglo XVIII y principios del XIX, pudieron aprovechar su experiencia y técnicas. Sumarokov, Khemnitser, Izmailov, Dmitriev e incluso el famoso Krylov estudiaron con Lafontaine. El contenido popular de las fábulas une a estos dos autores, que trabajaron en diferentes épocas y ganaron, gracias a su creatividad, fama mundial. El propio Pushkin admiraba los cuentos de hadas de La Fontaine, considerándolos el pináculo de los logros de la poesía lúdica de Europa occidental.

Historia de la fuente “La muchacha de la jarra”
En 1808-1810, Alejandro I dio la orden de comenzar a mejorar el área donde solía estar Katalnaya Gora. Los trabajos fueron supervisados ​​por el jardinero I. Bush y el arquitecto L. Ruska. Entre el Gran Estanque y la Terraza de Granito había una pendiente, que se diseñó en forma de repisas verdes, se trazaron senderos y la desembocadura del canal lateral se convirtió en una fuente (diseñada por el ingeniero A. Betancourt). En ese momento surgió la idea de decorar esta zona del parque con esculturas. Pero la figura de la “Lechera” no apareció aquí hasta el verano de 1816. La estatua fue realizada por el entonces famoso escultor P. P. Sokolov. La fuente de la trama fue la fábula de La Fontaine "La lechera o la jarra de leche".

Vestida cómoda y ligera,
Poniéndole una jarra de leche en la cabeza,
En falda corta, casi descalza,
Me apresuré a ir a la ciudad al mercado de Peretta.
Inspirándote con un sueño alegre,
El joven zorzal decidió
¿Qué hará el proveedor con el dinero?
“Entonces compraré huevos y empollaré gallinas,
En casa, en el patio, les daré de comer perfectamente,
El zorro intentará en vano trepar hasta ellos;
Lo pensé todo con astucia, astucia y sutileza;
Habiendo vendido las gallinas, compraré, por supuesto, un cerdo.
Criar un cerdo costará un centavo.
Después de todo, mi cerdo es grande y bueno.
Y recibiré mucho dinero por ello.
Desearía saber qué me detendría
No cargues innecesariamente tu billetera,
Y elige una vaca y un toro en la ciudad,
Tendré una recompensa digna por mis esfuerzos.
Míralos saltar entre la manada”.
Luego ella misma saltó tan alto,
Que al dejar caer el cántaro, derramó la leche.
Se le sumaron nuevas pérdidas:
Murieron un toro, un cerdo, una vaca y gallinas.
Con desesperación, llena de melancolía,
Ella mira los fragmentos
Sobre el charco de leche arruinado,
Miedo de enfrentarse a un marido enojado.
Todo esto se convirtió más tarde en una fábula.
Bajo el nombre "Jarra de Leche".
Que pensaba sólo en los asuntos cotidianos,
¿Sin construir castillos en el aire?
Hay oscuridad por todas partes para los soñadores,
Algunos son estúpidos, otros están locos.
Todo el mundo está soñando despierto; Nos hace felices soñar:
El dulce engaño nos eleva al cielo.
No hay límite ni fin para nuestros sueños:
¡Todos los honores para nosotras, todos los corazones de mujeres!
Estoy solo, como todos, soñando.
Envío un desafío a los más valientes,
En mis sueños ya soy un rey, amado por el pueblo,
Tomo todas las coronas nuevas, invencibles, -
¿Hasta cuándo la vida será una mano despiadada?
No me despertará devolviéndome mi apariencia.

Traducción de B.V. Kakhovsky

Pushkin y Lafontaine

En el poema "La ciudad", hablando de sus libros favoritos, Pushkin también escribe en tono humorístico sobre el escritor francés. Para él, Lafontaine es, ante todo, el autor de fábulas que formaban parte del plan de estudios del liceo. Aquí también se nota la percepción de La Fontaine a través del prisma de la poesía rococó:

Y tú, querido cantante,
Poesía encantadora
Corazones cautivadores,
Estás aquí, holgazán descuidado,
El sabio de corazón simple
¡Vanyusha Lafontaine!

Krylov y Lafontaine

En 1805, el joven I. A. Krylov mostró su traducción de dos fábulas de La Fontaine: "El roble y la caña" (Le Chene et le Roseau) y "La novia exigente" (La Fille) al famoso poeta I. I. Dmitriev, quien aprobó su trabajar . En enero de 1806, las fábulas se publicaron en el primer número de la revista "Moscow Spectator"; Así comenzó el viaje del fabulista Krylov. El destacado filólogo ruso Sergei Averintsev dedicó uno de sus últimos informes al problema de la adaptación de las tramas de las fábulas de La Fontaine de Ivan Andreevich Krylov.

Las fábulas de Lafontaine en la novela de M.A. Bulgakov "El maestro y Margarita"

"Gato" según el horóscopo, M. Bulgakov probablemente decoró deliberadamente su novela con alusiones a la fábula de La Fontaine "El gato convertido en mujer": "¡Conduce la naturaleza a través de la puerta, volará hacia la ventana!" (traducido por N. Karamzin). Margarita "rasca silenciosamente" o "descubre exactamente qué ventanas del apartamento de Latunsky" para volar hacia ellas. El motivo del gato-bruja, utilizado por N. Gogol ("Noche de mayo", 1831), también era cercano a A. Druzhinin ("modales de gato" de Polinka Sax (1847). "Y quiero ir al sótano ”(capítulo 24), declara el Maestro.

El poeta Ryukhin (capítulo 6) “calentó una serpiente en su pecho” (Lafontaine, “Le villageois et le serpent”), y el profesor Kuzmin (capítulo 18) ve un “gatito negro huérfano” (“¿Amas a un gato? Amor : es huérfano”, A. Izmailov, “Black Cat”, 1824). En la fábula de I. Krylov "El lucio y el gato", "la obra del maestro tiene miedo" y su "oreja de Demyanov" está estilizada en la conversación "Griboyedov" entre los escritores Ambrose y Foki (capítulo 5).

La oposición de cabeza y piernas (Berlioz), cabeza y entrañas (barman Variety), junto con la palabra clave "miembros de MASSOLIT", puede percibirse como un recordatorio del vocabulario de A. Sumarokov en su traducción de la fábula de La Fontaine "Les miembros y el “estomac”:

Un miembro ayuda a otro miembro en la sociedad...
Todos los miembros y el propio jefe son estúpidos.
Descansando en un ataúd

(“Jefe y Vocales”, 1762).

En "El sueño de Nikanor Ivanovich" (capítulo 15) suena la frase del artista-investigador: "Estas son las fábulas de La Fontaine que tengo que escuchar". Al fin y al cabo, pueden arrojar “un niño, una carta anónima, una proclama, una máquina infernal…”, pero no moneda. Los argumentos a favor de renunciar al dinero recuerdan a la fábula "El avaro" de I. Krylov (1825):

Bebe, come y diviértete.
¡Y gástalos sin miedo!

Es la presencia de fuentes fábulas lo que explica la presentación inexacta del artista de “El caballero avaro”: el barón supuestamente murió “de un golpe en el pecho con monedas y piedras”. De I. Krylov:

Tacaño con una llave en la mano
Morí de hambre en el pecho.
Y todos los chervonets están intactos.

El idílico-apocalíptico "cuento de hadas" de Lafontaine "Filemón y Baucis" traducido por I. Dmitriev (1805), en nuestra opinión, influyó en la descripción del destino del Maestro y Margarita (Júpiter - Woland):

"¡Pareja! Sígueme”, dijo el padre del destino. —
Ahora se ejecutará el juicio: a tu patria
Derramaré toda mi ampolla de ira...

La muerte de la noche a la mañana es una bendición para los héroes del señor Bulgakov. De I. Dmitriev:

Oh, si tan solo tuviéramos el genio de la muerte
Tocó a ambos a la misma hora.

La historia de Lafontaine "El amor de Psique y Cupido" impregna la novela de Bulgakov: tiene su propio paseo de escritores en Versalles (por los callejones de los estanques del Patriarca), y el tema de la luz y la oscuridad, y las aventuras de una mujer en el más allá. mundo, e incluso una puesta de sol única al final. En La Fontaine, Acanthus (Racine) invita a sus amigos a admirar la naturaleza que cae: “Acanthus tuvo la oportunidad de disfrutar lentamente de las últimas bellezas del día”. De M. Bulgakov: “Un grupo de jinetes esperaba en silencio al maestro” (capítulo 31). La comparación de estas dos obras maestras es el tema de un trabajo especial también porque surge la pregunta sobre “Darling” (1783) de I. Bogdanovich. Así, la pose de Margarita en la ventana (capítulo 20), cuando “puso una cara pensativa y poética”, burlándose del “cerdo”, ya no parodia a La Fontaine, sino a L. Tolstoi, quien sin duda fue influenciado por él (“Guerra y Paz”, vol. 2, parte 3, capítulo III): “Querida, querida, ven aquí. Bueno, ¿lo ves?

La “cadena” de personas abrumadas por la risa o el dolor, de la que hablan los héroes de La Fontaine, parafraseando a Platón, también aparece en A. Chejov (“Estudiante”, 1894): “Y le pareció que acababa de ver ambos extremos de esta cadena: tocó un extremo, mientras el otro temblaba”. En “El Maestro y Margarita”, gracias a los gritos de Nikanor Ivanovich (“un experto” en fábulas), “la ansiedad se transmitió a la habitación 120, donde el paciente se despertó y comenzó a buscar su cabeza, y a la 118 , donde el maestro desconocido se preocupó y se retorció las manos con angustia, mirando a la luna... Desde la habitación 118, la alarma voló por el balcón hacia Iván, y se despertó y lloró” (capítulo 15).

LA FUENTE (La fuente) Jean de (1621-1695), escritor francés. En "Cuentos de hadas e historias en verso" (vols. 1-5, 1665-85), comedias y las famosas "Fábulas" (vols. 1-12, 1668-94), aparece como un pensador y satírico, basándose en el folklore. Sabiduría y folklore.

LA FUENTE (La fuente) Jean de (8 de julio de 1621, Chateau-Thierry - 14 de abril de 1695, París), poeta francés, famoso como fabulista.

Inicio de la actividad literaria.

Lafontaine nació en un pequeño pueblo, en la familia de un funcionario provincial. Sus padres lo enviaron a estudiar derecho en el Seminario Oratoire de París. Al regresar a la finca de su padre en Champaña, a la edad de 26 años se casó con Marie Ericard, de 15 años. El matrimonio fracasó y La Fontaine, descuidando las responsabilidades familiares, se trasladó a París en 1647 con la intención de dedicarse por completo a la actividad literaria. Hasta 1674 siguió recibiendo ingresos del cargo hereditario de “guardián de las aguas y los bosques”, que perdió por orden del ministro Colbert. En la capital, Lafontaine se acercó a un círculo de jóvenes escritores que se autodenominaban “Caballeros de la Mesa Redonda” y consideraban a Jean Chaplin, uno de los fundadores de la doctrina clasicista, la máxima autoridad. Bajo la influencia de amigos, tradujo la comedia de Terence "El eunuco" (1654). Su interés por el teatro se mantuvo durante toda su vida, pero encontró su verdadera vocación en los pequeños géneros poéticos.

En 1658 logró encontrar un mecenas en la persona del Ministro de Finanzas Fouquet, a quien están dedicados varios poemas, entre ellos el poema "Adonis" (1658) y la famosa "Elegía a las ninfas de Vaud" (1662). Después de la caída de Fouquet, Lafontaine, a diferencia de muchos, no renunció al noble deshonrado, por lo que en 1663 tuvo que exiliarse por un corto período. Al regresar a París, se ganó el favor de la duquesa de Bouillon, propietaria del salón donde se reunían los aristócratas que se oponían a la corte.

Publicación de la primera colección.

En 1665, La Fontaine publicó su primera colección "Historias en verso", y luego "Cuentos de hadas e historias en verso" (libros 1-5, 1665-85), cuyas tramas fueron tomadas en su mayoría de escritores antiguos y de escritores del siglo XIX. Renacimiento (principalmente y). La graciosa alegría y la brusca franqueza de estos cuentos sonaban como una especie de protesta contra la intolerancia que se había establecido en el ambiente de la corte. Esto provocó descontento: se prohibió la publicación de "Cuentos de hadas" en Francia y el propio poeta fue objeto de acoso. "El amor de Psique y Cupido" (1669), una historia en prosa con inserciones poéticas, escrita a partir de un cuento insertado de la novela "El asno de oro" de Apuleyo, también se consideró muy arriesgada en su contenido.

"Fábulas"

Permaneciendo bajo el patrocinio de la duquesa de Bouillon hasta 1672 y queriendo complacerla, La Fontaine comenzó a escribir “Fábulas” (libros 1-6, 1669; libros 7-11, 1679-1679; libro 12, 1694), que llamó "una larga comedia de cien actos representada en el escenario mundial". Habiendo elegido a la marquesa de la Sablière como su nueva patrona y hecho al rey "una promesa de entrar en razón", el poeta en 1684 fue elegido miembro de la Academia Francesa. Esto no fue impedido por una interpretación bastante libre de la “doctrina”: La Fontaine, siempre distinguido por su carácter independiente, cuestionó el concepto de corrección impecable como ley de la belleza y defendió las “libertades” en la versificación. Al mismo tiempo, no fue más allá del marco de la estética clasicista, aceptando plenamente sus principios como la estricta selección del material, la claridad de expresión del pensamiento, la transparencia de la forma poética y la armonía interna de la obra. En 1687, La Fontaine intervino activamente en la disputa entre lo “antiguo y lo nuevo” escribiendo una “Epístola al obispo de Soissons Huet”, donde cuestionó las opiniones de Fontenelle: en particular, criticó su opinión sobre la superioridad de la nación francesa y sostuvo que todos los pueblos tienen el mismo talento.

La Fontaine entró en la historia de la literatura, en primer lugar, como autor de "Fábulas", que se distinguen por una asombrosa diversidad, perfección rítmica, hábil uso de los arcaísmos, una visión sobria del mundo y unas imágenes vívidas. Como otros fabulistas, el poeta utilizó a menudo la personificación, basándose en la tradición nacional. Así, ya en el "Romance del Zorro" medieval, el lobo encarnaba a un caballero codicioso y eternamente hambriento, el león era el jefe de estado y el zorro era el más astuto y astuto entre los habitantes del reino animal. En una de sus fábulas más famosas, "El mar de las bestias", Lafontaine, con la ayuda de la personificación, creó un panorama de toda la sociedad: los animales confiesan sus pecados para elegir al más culpable y traerlo como expiación. sacrificio a los dioses. El león, el tigre, el oso y otros depredadores admiten haber cometido derramamiento de sangre, violencia y traición, pero el burro, culpable de robar un manojo de hierba del campo del monasterio, debe soportar el castigo por todo. El poeta consideraba la alegoría como otro medio de generalización: en el tratado de fábula programático "Estómago y órganos del cuerpo" compara el poder real con el estómago, glotón, pero necesario para la vida normal del cuerpo, y en la fábula " El leñador y la muerte” muestra a un campesino que, exhausto bajo una carga insoportable de impuestos, corvee y alojamiento para soldados, rechaza la “liberación”, porque prefiere cualquier sufrimiento a la muerte. Merece especial atención la actitud de La Fontaine hacia la "moralidad", que es una conclusión tan natural de la situación representada que a menudo se pone en boca de uno de los personajes. El propio poeta argumentó que una fábula debería educar únicamente presentando al lector al mundo. La negativa a edificar está en clara contradicción con el carácter instructivo de la fábula, que se considera una característica integral del género desde la época de Esopo. En cien años